La crisis de Evergrande probablemente será acotada

Genevieve Signoret

(You can read the original English version here.)

En lo que se refiere al riesgo relacionado con Evergrande, coincido con la perspectiva de consenso en que apenas existe riesgo de que los problemas del gigante inmobiliario chino desencadenen una crisis financiera global, por dos simples razones. Primero, los mercados de capital de China está cerrados. Segundo, las autoridades chinas no tienen que elegir entre el colapso o el rescate total de Evergrande, sino que tienen una rica variedad de opciones para intervenir.

Antes de ahondar en estos argumentos, revisemos rápidamente los hechos.

Primero los hechos.

El líder de China, Xi Jinping, parece tener el objetivo de reconstruir a China. Ha acumulado poder y es implacable —basta una mirada a su embestida contra la industria de la tecnología para convencerse de esto. Ahora se encuentra en una fiera batalla para ralentizar los precios de bienes raíces y poner freno a la especulación a través de reglas que limitan los niveles de deuda.

La proporción del PIB de China que corresponde a bienes raíces y producción de servicios es un impresionante 29%. Ese sector está escandalosamente endeudado, y Evergrande es su mayor emisor de deuda. En años recientes, Evergrande ha estado endeudándose a plazos cada vez más cortos y tasas cada vez más altas. Actualmente debe US$ 305 mil millones, con US$669 millones en intereses a pagarse este año y US$ 7.4 mil millones a pagarse el próximo año.

Para recaudar efectivo rápidamente y pagar deuda, Evergrande vende propiedades que aún no ha construido, muchas de ellas a individuos. Ahora ha empezado a fallar en el pago de intereses.

Los extranjeros no pueden huir

Una de mis razones para ser optimista es que el mercado de capitales de China está cerrado. Esto significa que no puede haber una fuga de capital extranjero que dispare o intensifique una crisis bancaria en China. Esto limita la talla potencial de la crisis en China y aminora la probabilidad de contagio.

Por supuesto, las compañías chinas pueden emitir deuda al exterior y cotizar en bolsas extranjeras. Evergrande no es una excepción, pero los bonos emitidos al extranjero son sólo una pequeña porción del total de su deuda. Además, los obstáculos que impiden a inversionistas extranjeros el operar en mercados chinos limitan el oxígeno disponible para hacer que la situación en China explote.

China tiene abundancia de opciones

No estamos viviendo una repetición del caso de Lehman Brothers: las autoridades chinas no encaran una decisión de todo o nada entre rescatar a Evergrande o dejar que se colapse. Por el contrario, tienen la posibilidad de diseñar una variedad infinita de estrategias intermedias usando las diversas palancas que tienen a su disposición para intervenir en el sistema financiero chino.

El Financial Times reportó el 26 de septiembre que “al menos dos gobiernos locales en China han tomado control de los ingresos por ventas de propiedades de Evergrande”. Una palanca.

Dos días más tarde, Bloomberg reportó que Evergrande, para recaudar efectivo, había vendido su participación de 20% en un banco regional a un grupo de inversión paraestatal. Otra palanca.

Apuesto a que vamos a estar viendo historias similares cada día.

Para aclarar

Dije que dudo que la campaña de Xi Jinping para refrenar la deuda y los precios de propiedades y la resultante crisis de Evergrande vayan a desencadenar una crisis global. Pero no me malinterpreten, no dije que esto no vaya a ralentizar el crecimiento. Porque lo hará.

Tampoco dije que Evergrande haya terminado de hacer olas en los mercados globales. Porque probablemente no ha terminado.

Así que el consejo es el de siempre: prepararse para el oleaje.

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